Miembro de una célebre dinastía de pintores, Coypel abordó diversos medios artísticos, y se singularizó también por escribir unas cuarenta piezas teatrales, lo que le valió los elogios de Voltaire.
En 1722 heredó de su padre el puesto de pintor del Duque de Orléans, se convirtió en el pintor predilecto de la reina de Francia y fue desde 1747 primer pintor de la corte francesa.
Su carrera artística culminó con su nombramiento como director de la Académie Royale. Inspiró la fundación de la École des Elèves protegés, escuela especial para los estudiantes académicos de máximo nivel.