Su vida artística y academica va a caballo entre Madrid y Valencia, entre las dos academias San Fernando y San Carlos.
Participó en los proyectos más ambiciosos de la Imprenta Real, grabando varias de las las plachas para el Quixote de Ibarra. También para este impresor participó en otras ediciones de obras clasicas
Grabador de Cámara de Carlos IV desde 1799, dedicó los últimos años de su vida al grabado de cartas marinas y planos de las costas para la Secretaria de Estado.