Los monstruos de Goya regresan una vez más. La situación bélica actual tiene aburrida a buena parte de la sobreinformada sociedad occidental. Cumplimos dos años de la guerra en Ucrania, cuatro meses de la ocupación de Gaza y guerras enquistadas por todo el planeta, todas noticias cuando afectan a algún interés geo-económico determinado. Goya, hace más de doscientos años, fue testigo y cronista de las atrocidades de un conflicto similar y con su obra removió las conciencias de sus contemporáneos y de las sociedades venideras. Su visión descarnada y crítica hoy en día sigue siendo impactante y veraz. Conviene que la sociedad lo redescubra de manera regular y eso es lo que hace en esta exposición Jake Chapman.
Goya es una obsesión compartida. Su capacidad para explorar y enfrentar los temas universales lo hace uno de los artistas más destacados y personales del arte occidental de todos los tiempos. Nos expone las miserias de la sociedad de hace dos siglos, no muy diferentes de las que nos aprisionan hoy en día. Obsesión compartida por un lado, con la contemporaneidad y la reflexión perturbadora de Jake Chapman y, por otro lado, con la genialidad técnica y la modernidad iconográfica que siempre me han fascinado. Sin embargo, esta exposición pretende dar una vuelta más al genio aragonés poniendo sus grabados atemporales y universales en diálogo con estampas pasadas por el tamiz crítico y cínico de Jake Chapman. Una relectura de los Caprichos y Desastres de la Guerra actualizados a la situación bélica actual. Medio mundo en guerra mientras la otra mitad mira hacia otro lado. Goya estaría de acuerdo.
Formulada por Jake Chapman, Gabriel Rolt Violan y Albert Martí Palau.