C. LE MORVAN (fotógrafo);
L. MASSARD (editor)
París, 22 Marzo 1899.
Heliograbado sobre papel vitela.
Buen estado de conservación. Plenos márgenes.
Uno de los primeros hallazgos que llegaron con el telescopio fue el descubrimiento de los cráteres lunares, elementos que hoy asociamos de manera ineludible a la geografía lunar pero que no pueden ser percibidos a simple vista.
Los cráteres lunares se han producido por el impacto de meteoritos sobre la superficie lunar que apenas cuenta con atmósfera protectora. La mayoría de estos cráteres se formaron en una fase temprana de la Luna, hace unos 4000 millones de años pero aún hoy continúan produciéndose. El tamaño de los cráteres son muy diversos, van desde tamaños milimétricos hasta los 2.500km de la cuenca de impacto Polo Sur-Aitken. Su forma también varía en función del impacto: los mayores suelen tener montañas centrales debido al rebote del meteorito en la superficie. Otros muestran terrazas escalonadas o contienen cráteres menores en su interior.