Fue uno de los dibujantes y litógrafos catalán más importante de la segunda mitad de siglo XIX. Estudió en la Llotja de Barceloana y también en París. Allí trabajó para Goupil. Regresó a Barcelona a mediados de siglo para consagrarse ilustrando numerosas novelas. Una de sus obras más emblemática es Historia de una mujer. Cultivó con çexito el grabado erótico en Academias de mujer.