GOTTFRIED BERNHARD GÖZ (1708-1774) y JOSEPH SEBASTIAN KLAUBER (1710-1768)
Augsburgo, 1750.
Buril sobre papel verjurado encolado.
Cortado dentro de la huella pero sin afectar la imagen. Grabado encolado a otro papel.
Buen estado de conservación.
Resultan siempre apasionantes la continuidad y transmisión de ciertos imaginarios simbólicos entre culturas aparentemente opuestas. El cristianismo, pese a oponerse al universo pagano, acabó reproduciendo patrones simbólicos con los que representar su propio credo.
La Virgen María, en tanto que mujer y madre de Cristo se encontró vastamente representada por la Luna, que reflejaba la luz de un Sol poderoso y deslumbrante, que a su vez encarnaba la divinidad masculina.
En la escena del grabado vemos a la Luna-María siendo estudiada por dos atentos astrólogos, lo que hace de la escena un delicioso galimatías teológico, pues la ciencia astrológica fue censurada y perseguida por la Iglesia católica como una forma de hechicería pagana.